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El partido de la muerte

miércoles, 29 de septiembre de 2010

De esta historia conozco dos versiones que difieren en algunos puntos pero coinciden en lo esencial. Lo que debe quedar claro es que, aunque parezca el argumento de una película (de hecho John Houston se inspiró en ello para Evasión o victoria), lo que voy a contar a continuación sucedió de verdad.

En septiembre de 1941 el ejército nazi ocupaba la ciudad, entonces soviética, de Kiev. La población autóctona se ve inmersa entonces en unos momentos de miseria y terror a los que, por supuesto, no son ajenos los jugadores de los equipos de fútbol locales, con el agravante de que muchos de ellos pasaron a engrosar las filas del Ejército Rojo al estallar la guerra.

Unos meses después algunos de estos jugadores (que, según una de las versiones encontraron empleo en una panadería de la ciudad y según la otra estaban detenidos como prisioneros de guerra), pese a su famélico estado, deciden formar un equipo de fútbol con el que rescatar sensaciones pasadas. Ese equipo es el START, y está compuesto por tres ex futbolistas del Lokomotiv y once del Dynamo, ambos de Kiev. Organizan una serie de partidos a partir de junio de 1942 contra los rivales que van encontrando, saldando todos ellos con victorias.

En agosto las fuerzas nazis de ocupación prepararon un equipo para enfrentarse al START. Preveían una fácil victoria que les sirviera de propaganda y exhaltación de los valores arios, pero también cayeron derrotados a pesar del juego sucio que mostraron. Esta derrota era inadmisible, por lo que prepararon un partido de revancha, que se jugó unos días después en un abarrotado Estadio Zenit. Se dice que antes del partido un oficial de las SS entró al vestuario soviético y dijo: “Soy el árbitro, respeten las reglas y saluden con el brazo en alto”. Pero los jugadores del START no obedecieron, sino que, ya en el campo, se llevaron el brazo al pecho y en lugar del ¡Heil Hitler!, corearon “¡Fizculthura!”, un eslogan soviético que ensalzaba el ejercicio físico.

Al descanso se llegó con victoria del START por 2-1, lo que provocó que se sucedieran las visitas amenazantes a su vestuario (el equipo alemán tenía que ganar a toda costa), hasta el punto de que se plantearon no salir a jugar la segunda parte. Pero salieron y se siguió jugando. Con un 5-3 en el marcador a su favor, el ucraniano Klimenko regateó al portero alemán y cuando todos esperaban el gol, se dio la vuelta y chutó hacia el centro del campo, lo que fue para los alemanes una afrenta casi peor que la derrota, mientras que el estadio se venía abajo aplaudiendo. El partido acabó y nada parecía haber cambiado. Pero la humillación sufrida por los nazis no podía quedar impune. Aquellos futbolistas se habían erigido en héroes de la resistencia soviética y, por lo tanto, resultaban muy incómodos. Así, unos días después comenzó la venganza. Los alemanes les impidieron jugar ningún partido más. Mataron hasta a cinco de ellos entre torturas y fusilamientos, y otros cuatro quedaron gravemente heridos.

Hoy un monuento en el museo del Dynamo de Kiev recuerda a estos héroes, y el viejo Zenit Stadion permanece pero rebautizado como START Stadion.

2 comentarios:

Dubo dijo...

Jo macho, vaya historia. Evasión o Victoria es una buena pelicula, pero esta historia pone los pelos de punta... con dos cojones!

Salon redondico dijo...

La verdad es que sí. Y eso que la he resumido mucho y me he dejado fuera algunos detalles impresionantes.

Un saludo, compañero!!