Casi nadie sabe hoy quién fue Sindelar. Cuando él jugaba no había tantos focos ni tantas cámaras pendientes de cada mínimo gesto pero, para muchos, el Mozart del fútbol debería compartir protagonismo con los cuatro ases cuyos nombres obviaré pues todos los conocemos.
Y, ¿quién es Sindelar?. Pues un delantero austríaco, estrella del legendario Wunderteam (la selección austríaca, vamos) que fue considerado el mejor equipo del mundo en los años 30. Marcó más de 600 goles con el Austria de Viena a lo largo de su carrera, y sólo el politiqueo propagandístico fascista en el que nadó el Mundial de Italia 1934 le impidió proclamarse campeón del mundo. Hasta entonces muy pocos futbolistas habían tenido tanto reconocimiento social como el que amcumuló él. Su habilidad y calidad para zafarse de los defensas rivales le hizo ganarse el alias de El hombre de papel.
Pero siendo sus méritos deportivos innegables, su vida quedó marcada por una personalidad irreductible, que nunca se plegó a las presiones y que acabó llevándole a la tumba y acrecentando su figura.
Y es que ya sabemos cómo de dura fue la decada de los 30 para Europa. De los barros de una Gran Guerra mal resuelta vinieron los lodos del fascismo, que impregnaron Europa ante la incompetencia de la Sociedad de Naciones. En este clima, Hitler comenzó a anexionarse territorios para su III Reich, Austria incluida. Su amiguito Mussolini ya le había enseñado lo rentable que podía ser el fútbol como arma de propaganda y, así, obligó a los mejores jugadores del Wunderteam a alinearse con Alemania de cara al Mundial de 1938. Algunos accedieron, otros huyeron y Sindelar no hizo ni lo uno ni lo otro. Y en el partido / teatrillo que se organizó para "festejar" la anexión (que enfrentó a la "nueva" Alemania" contra los despojos de Austria) tuvo incluso la osadia de, primero, no hacer el saludo fascista ante las autoridades, segundo, marcar un gol y, tercero, celebrarlo por todo lo alto ante el palco plagado de personalidades nazis. Desde ese momento se convirtió en un emblema para la resistencia austríaca y en una figura incómoda para el régimen. Esto sucedió en abril de 1938, y en enero de 1939 apareció muerto en su casa junto a su esposa. La versión oficial habló de un escape de gas y de un posible suicidio, aunque quién sabe... A su entierro acudieron más de 40.000 personas, que dan muestra de lo querido que fue Sindelar. Un futbolista cuyo carisma fue más allá del terreno de juego.
Ahora, por si te preguntan, ya sabes quien fue Sindelar.
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