Una cosa te digo: sin el calvico hasta Pablo parece menos Pablo. Y, a pesar de que Txiqui aportó más, la defensa volvió a ser la línea más débil. Esa fue la clave del partido, pues el Salamanca llegó cinco veces y marcó cuatro goles a un Rubén vendido por sus propios compañeros, el pobre.
Y otra cosa: Quintero esta vez, además de mucho ruido, también nos dio nueces, en concreto una nuez bien hermosa que acabó con regalito para que Tato, el Mágico Tato, marcara el 3-3.
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