Me encantan los cogollos de lechuga. Estoy toda la semana esperando que llegue el sábado para ir al supermercado de mi barrio a hacer la compra semanal y echarme al carro una bandejica de mi capricho preferido. Además, esta año la cosecha ha sido especialmente buena, hasta el punto de que nunca antes había yo probado unos cogollos tan exquisitos. La semana pasada, al ir a cogerlos, vi que los habían subido de precio. Bastante además. Sorprendido le pregunté al encargado que había por allí el por qué de esa subida, y me respondió que si quería cogollos de calidad había que pagarlos y que, además, el supermercado era una empresa privada que miraba por su negocio y ponía los precios que creía oportunos. Que si me parecía bien los cogiera y, si no, que comiera otra cosa. ¡Ah!, y que tenían una oferta especial y por la compra de cada bandeja de cogollos regalaban unas botellas de vino.
Para alguien al que no le sobra el dinero esa subida supone un esfuerzo importante, es cierto, pero le doy la razón al encargado en lo de que cada uno pone los precios que quiere. Además, no se trata de un bien de primera necesidad. Podríamos decir en este caso que los cogollos de lechuga en realidad son lentejas: si las quieres las tomas y, si no, pues eso. Hasta aquí estamos de acuerdo.
Lo que ya no me parece tan bien es ver que otros supermercados ofrecen descuentos, ofertas y ventajas varias y el de mi barrio no. Que en otros sitios tratan mejor a sus clientes pues saben que viven gracias a ellos mientras que en el supermercado de mi barrio parece que somos los clientes los que tenemos que dar las gracias al dueño por dejarnos comprar allí. Y en este tipo de cosas es donde se demuestra que, pese a los aires de grandeza, el supermercado de mi barrio no deja de ser eso: de barrio. Que Carrefour, Eroski, Alcampo y demás están a años luz de él. Y, amigo, con esto es con lo que hay que llevar cuidado. Porque si vendes productos de calidad y tratas bien a la clientela es razonable que subas los precios pero, en el momento en que falle algo, puedes encontrarte los pasillos de tu tienda vacíos. Y entonces no te quejes, pues será culpa tuya.
1 comentarios:
Totalmente de acuerdo. El producto de calidad es su última baza. Aunque el principal riesgo es que en esta tienda siempre se cambia de marca cada año, lo cual es un riesgo, ya que de un año para otro es una lotería como salgan los productos. Lo único que esta de verdad en manos de la tienda es el buen trato al cliente y eso de momento lo ha perdido. Esperemos que al menos los melones no salgan pepinos.
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