Duele perder en el último minuto, y aún más cuando has hecho méritos para conseguir algo más. Y a pesar de jugar con uno menos buena parte del segundo tiempo (y qué uno, nada menos que Cygan), méritos se hicieron. Hasta ahí estamos todos de acuerdo. Por donde no paso es por aliarme con los que ahora se quejan del mal arbitraje y claman por la expulsión del francés o por el juego brusco de los donostiarras, porque esos que ahora hablan son los mismos que se callaban como mujeres de mal vivir cuando se nos regaló un penalty contra el Celta. Todavía nos tocará aguantar pésimos arbitrajes, algunos nos beneficiarán y otros nos perjudicarán, y al final lo comido por lo servido.
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