Pues se perdió el primer partido de la temporada. Eso no es lo importante, pues tarde o temprano habría de pasar y seguro que no será el último. Lo reseñable es que era el primero en el que el Cartagena contaba con bajas importantes. Era el momento de salir de dudas y ver la verdadera dimensión de esta plantilla, de comprobar si el banquillo tenía la suficiente profundidad como para plantar cara en la zona alta durante todo el curso. Y el juego, más que el resultado, demostró que hay carencias. La baja de Pablo Ruiz provocó desajustes e inseguridad en la defensa, la de Mariano Sánchez le robó temple y visión de juego, la de Lafuente desborde por la banda y la de De Lucas calidad técnica. Bueno, no pasa nada. Ahora mismo hay 21 equipos que nos envidian, pero que sirva de aviso a los que ya estaban haciendo castillos en el aire: vamos primero con los cimientos. Lo mejor, que la afición despidió a su equipo con aplausos a pesar de la derrota. Como debía ser.
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