Desde 1990 en que lo ganó Octavio Paz, ningún escritor en lengua castellana lo había conseguido. Y Vargas Llosa se lo merecía de hace tiempo. Ahora se habla de sus obras más importantes: La ciudad y los perros, Pantaleón y las visitadores, Lituma en los Andes... todas ellas obras de gran calidad. Yo voy a recomendar, sin embargo una novela suya que no he escuchado nombrar en los informativos que han difundido la noticia del premio: La guerra del fin del mundo. Ambientada en el Brasil del siglo XIX, cuenta cómo un misterioso personaje con gran poder mesiánico crea una comuna que pone en jaque a las fuerzas políticas del país. Se trata, en mi opinión, de una de sus obras más densas. Algunos pasajes son extremadamente complejos y lentos, pero merece la pena en cualquier caso.
Vargas Llosa es, además, uno de esos intelectuales que no se avergüenzan de reconocer que les apasiona el fútbol. Pero de eso hablaremos otro día.
2 comentarios:
Habrá que echarle una lectura a este premio Nobel. Un saludo.
blogdedubo.blogspot.com
y además es liberal y no se avergüenza de ello.
La lengua española está de enhorabuena.
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