¿Qué es esto?

Salón redondico es un espacio dedicado al fútbol desde las letras, o un espacio dedicado a las letras desde el fútbol. En cualquier caso, es un lugar para sentarse a la lumbre de un balón. Estás invitado a pasarte un rato por aquí, y si te gusta o disgusta lo que lees, deja tu comentario.

Crónicas FC Cartagena

No esperes datos ni información exhaustiva, para enterarte de todo eso tienes otros medios. Aquí encontrarás sólo mi punto de vista, sólo crónicas subjetivas de los partidos del FC Cartagena.

Cultura redondica

Manifestaciones culturales en torno a un balón. Autores que plasmaron en sus obras su pasión por el balompié (o que incluso llegaron a practicarlo), críticas y reseñas literarias, películas, relatos propios, ...

Menos fútbol [-F]

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Historia del fútbol

Sobre todo del fútbol cartagenero, pero también del español y mundial. Anécdotas, datos, jugadores de leyenda, curiosidades, competiciones, relatos,... Siempre con rigor y en su contexto socio - político.
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Jornada 13. Real Sociedad 1 - FC Cartagena 0

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Duele perder en el último minuto, y aún más cuando has hecho méritos para conseguir algo más. Y a pesar de jugar con uno menos buena parte del segundo tiempo (y qué uno, nada menos que Cygan), méritos se hicieron. Hasta ahí estamos todos de acuerdo. Por donde no paso es por aliarme con los que ahora se quejan del mal arbitraje y claman por la expulsión del francés o por el juego brusco de los donostiarras, porque esos que ahora hablan son los mismos que se callaban como mujeres de mal vivir cuando se nos regaló un penalty contra el Celta. Todavía nos tocará aguantar pésimos arbitrajes, algunos nos beneficiarán y otros nos perjudicarán, y al final lo comido por lo servido.

El centenario de la Federación

martes, 24 de noviembre de 2009

Hace un par de semanas se disputó un partido en conmemoración del centenario de la Real Federación Española de Fútbol. Al margen de lo agradable que resulta ver un España - Argentina (más ahora, que somos la leche de buenos), este supuesto centenario no deja de ser una pantomima organizada por afán recaudatorio, por ansias de protagonismo de ciertos personajes apoltronados, por ignorancia o por una mezcolanza de todo lo dicho.
Sí, efectivamente el 14 de octubre de 1909 se fundó la Federación Española de Clubes bajo la presidencia de honor de Alfonso XIII, e inmediatamente se adhirió a la Federación Internacional. Pero esta Federación de Clubes convive con la Unión de Clubes, y cada uno de estos organismos convoca sus propios campeonatos independientes.
Después de cuatro años de disputas y desacuerdos, por fin en verano de 1913 ambas entidades acordaron unirse, con el beneplácito del rey, y se crea la Real Federación Española de Fútbol. Por lo tanto, la RFEF se fundó en 1913 y, si las matemáticas no engañan, lo que ahora se celebran son los 96 años. De todas formas, no pasa nada: en el 2013 se organiza otro partido del centenario y listos. Todo sea por recaudar, perdón, por homenajear.

Mario Benedetti. El césped

jueves, 19 de noviembre de 2009

Mario Benedetti, el gran escritor uruguayo, era una apasionado del fútbol. Hincha de Nacional, en los años 40 trabajó como cronista deportivo en un diario montevideano, y más adelante jalonó su obra literaria de varios hitos futboleros en forma de cuentos. Uno de ellos es "El césped".

El Césped cuenta la historia de Benjamín Ferrés, el Benja para la hinchada, joven delantero de un club humilde de la Primera A uruguaya, y Martín Riera, guardameta del club rival. Son grandes amigos desde que jugaban en juveniles. A Martín le vienen observando clubes europeos para un posible fichaje, y se rumorea que en el próximo partido, que enfrantará a su equipo con el del Benja, habrá ojeadores “de modo que cuando te enfrentes al arco pateá con ganas así me luzco”, le dijo a su amigo cuando supo la noticia. Ese sería el último partido para ambos.

Jornada 12. FC Cartagena 0 - Club Gimnástic Tarragona 2

lunes, 16 de noviembre de 2009

Pues se perdió el primer partido de la temporada. Eso no es lo importante, pues tarde o temprano habría de pasar y seguro que no será el último. Lo reseñable es que era el primero en el que el Cartagena contaba con bajas importantes. Era el momento de salir de dudas y ver la verdadera dimensión de esta plantilla, de comprobar si el banquillo tenía la suficiente profundidad como para plantar cara en la zona alta durante todo el curso. Y el juego, más que el resultado, demostró que hay carencias. La baja de Pablo Ruiz provocó desajustes e inseguridad en la defensa, la de Mariano Sánchez le robó temple y visión de juego, la de Lafuente desborde por la banda y la de De Lucas calidad técnica. Bueno, no pasa nada. Ahora mismo hay 21 equipos que nos envidian, pero que sirva de aviso a los que ya estaban haciendo castillos en el aire: vamos primero con los cimientos. Lo mejor, que la afición despidió a su equipo con aplausos a pesar de la derrota. Como debía ser.

Miguel Hernández

sábado, 14 de noviembre de 2009

Miguel Hernández nació en Orihuela en 1910 en una familia de origen humilde. Al estallar la Guerra Civil se alista en el bando republicano, tomando parte activa en defensa del gobierno elegido por el pueblo democráticamente. Tras acabar la guerra fue perseguido por la dictadura franquista, siendo encarcelado dos veces. Acabó enfermando en prisión y muriendo en 1942.
Jugó al fútbol en su primera juventud. Lo hizo como extremo, aunque el apodo de "Barbacha" (tipo de caracol) nos da a entender que no habría llegado muy lejos como futbolista.

En su "Elegía al guardameta" narra la muerte de Lolo, portero del Orihuela, que falleció al golpearse con el poste tras una parada. Esto según Miguel, ya que parece ser que el mencionado Lolo no llegó a morir, sino simplemente se hizo una brecha, considerable pero no letal. La imaginación del poeta hizo el resto.

ELEGÍA AL GUARDAMETA

A Lolo, sampedro joven en la portería del cielo de Orihuela.

Tu grillo, por tus labios promotores,
de plata compostura,
árbitro, domador de jugadores,
director de bravura,
¿no silbará la muerte por ventura?

En el alpiste verde de sosiego,
de tiza galonado,
para siempre quedó fuera del juego
sampedro, el apostado
en su puerta de cáñamo añudado.

Goles para enredar en sí, derrotas,
¿no la mundial moscarda?
que zumba por la punta de las botas,
ante su red aguarda
la portería aún, araña parda.

Entre las trabas que tendió la meta
de una esquina a otra esquina
por su sexo el balón, a su bragueta
asomado, se arruina,
su redondez airosamente orina.

Delación de las faltas, mensajeras
de colores, plurales,
amparador del aire en vivos cueros,
en tu campo, imparciales
agitaron de córner las señales.

Ante tu puerta se formó un tumulto
de breves pantalones
donde bailan los príapos su bulto
sin otros eslabones
que los de sus esclavas relaciones.

Combinada la brisa en su envoltura
bien, y mejor chutada,
la esfera terrenal de su figura
¡cómo! fue interceptada
por lo pez y fugaz de tu estirada.

Te sorprendió el fotógrafo el momento
más bello de tu historia
deportiva, tumbándote en el viento
para evitar victoria,
y un ventalle de palmas te aireó gloria.

Y te quedaste en la fotografía,
a un metro del alpiste,
con tu vida mejor en vilo, en vía
ya de tu muerte triste,
sin coger el balón que ya cogiste.

Fue un plongeón mortal. Con ¡cuánto! tino
y efecto, tu cabeza
dio al poste. Como un sexo femenino,
abrió la ligereza
del golpe una granada de tristeza.

Aplaudieron tu fin por tu jugada.
Tu gorra, sin visera,
de tu manida testa fue lanzada,
como oreja tercera,
al área que a tus pasos fue frontera.

Te arrancaron, cogido por la punta,
el cabello del guante,
si inofensiva garra, ya difunta,
zarpa que a lo elegante
corroboraba tu actitud rampante.

¡Ay fiera!, en tu jaulón medio de lino,
se eliminó tu vida.
Nunca más, eficaz como un camino,
harás una salida
interrumpiendo el baile apolonida.

Inflamado en amor por los balones,
sin mano que lo imante,
no implicarás su viento a tus riñones,
como un seno ambulante
escapado a los senos de tu amante.

Ya no pones obstáculos de mano
al ímpetu, a la bota
en los que el gol avanza. Pide en vano,
tu equipo en la derrota,
tus bien brincados saques de pelota.

A los penaltys que tan bien parabas
acechando tu acierto,
nadie más que la red le pone trabas,
porque nadie ha cubierto
el sitio, vivo, que has dejado, muerto.

El marcador, al número al contrario,
le acumula en la frente
su sangre negra. Y ve el extraordinario,
el sampedro suplente,
vacío que dejó tu estilo ausente.

Cebolla metálica

viernes, 13 de noviembre de 2009

De pequeño, cuando iba al colegio, en los recreos organizábamos partidos de fútbol todos los niños de la clase. Como los profesores no nos dejaban usar balones para que no nos hiciérmos daño, juntábamos el papel de plata de todos los bocadillos del almuerzo y formábamos un bolón enorme. "¡Acho, este sí que ha salido bueno!" "¡Seguro que este no se rompe!", pero a la segunda patada ya estaba todo espachurrado, soltando capas como una cebolla metálica. Entonces recurríamos a las piedras: una piedra así, grandecica, que a esa no se le caían los trozos. Lo malo era que nadie quería ponerse de portero. Y es que los profesores no nos dejaban usar balones para que no nos hiciéramos daño.